
Bajó la Gloria, y pedaleo en la zona de Quezaltepeque, el Jabalí, la zona que a él mas le gustaba, retornó y emprendió regreso el camino a su hogar. Pero la tragedia estaba por llegar, don Jorge Mejia, confiando en la banda o calzada peatonal, fue cobardemente arrollado por un motorista a bordo de un camión cisterna, cuyo conductor se dio a la fuga dejando mal herido al ciclista, como si de un animal se tratara, no lo auxilio.

La pregunta es ¿Hasta cuando?, nuestras autoridades tomaran cartas en el asunto, y crearan una legislación que defienda al ciclista y que eduquen a la decena de animales mal llamados motoristas, que a diario circulan por nuestras carreteras, causando dolor y muerte, ¿Hasta Cuando?
¿Hasta cuando? los mal llamados "padres de la patria o diputados", sanearan el sistema vehicular de nuestro país, dejando a un lado las componendas políticas y los intereses personales, para crear leyes que protejan la integridad físicas de los salvadoreños, llámense; peatones, transeúntes o ciclistas.
Don Jorge Mejia, ahora se une a una larga listas de ciclistas que dejaron sus vidas sobres sus bicicletas como; Patricio Merino, Walter Rieder, Edgar Smith, Carlos Sierra, Luís Vázquez. entre otros.
Nunca me cansare de pedir un monumento al ciclismo y en el grabar los nombres de aquellos valientes que han caído en las carreteras, y que hoy conforma el pelotón celestial, azul y blanco, como nuestra bandera.
Paz a quien en vida fuera, Don Jorge Mejia, buen padre, buen amigo y buen ciclista.